No siempre estamos necesitados de sanar porque los valores de hemograma o del perfil general nos indiquen que todo está bien.

Aún nuestro corazón lata bien en el electrocardiograma, pero está destrozado por situaciones de vida que no has sabido cómo resolver.

Hay medicina tradicional, que con un tratamiento y medicación te llevan a la salud, pero hay momentos en la vida donde el mejor médico del alma es quien te escucha, te comprende, te da luces y te pone en el camino indicado para que estés listo para despegar.

La vida a la que nos sometemos a diario absorbe nuestras reservas energéticas y nos agosta, desgasta, estresa, enfurece, nos llena de miedos, daña nuestra autoestima y somatizamos ante cualquier minúscula sensación, que nos obliga a consultar al especialista, para escuchar la concebida respuesta: Tome descanse, camine, despeje su mente, no hemos encontrado nada en su organismo.

Pero no estás loco, tú te sientes mal, no concilias el sueño, te cuesta levantarte, todo lo vez de forma reactiva y no te sientes satisfecho con nada.

Es bastante común que la recomendación que escuchemos sea: Busca ayuda de un psiquiatra, ve a un psicólogo, pero nos negamos a aceptar el consejo porque “no nos sentimos locos” y eso es un mito inculcado que ha llevado a muchos desistir del apoyo.

Pero las terapias psicológicas no son lo mismo que Coaching.

En mi experiencia profesional de tantos años, mi pasión ha encontrado en el Coaching personal y para la salud, la oportunidad de acoger a quien necesita muletas para continuar por la vida buscando su propia felicidad a lo largo del camino, de las sencillas experiencias que son bendiciones, que dan alegría, que inflan el corazón, y eso es posible porque ese terremoto emocional o espiritual donde ves que no hay luz, no es otra cosa que saber canalizarlo a través de técnicas específicas para acercarnos a donde nos queremos ver.

Yo siempre al atender a mis clientes les digo: “Ya llegaste con los vidrios de la ventana de la vida rotos, me traes los pedazos”, pero es allí donde el compromiso de ambos del Coach y del Coachee (cliente) inician el despegue de saber poner en orden la vida, de ir engranando los pedazos para comprender la historia, para experimentar con el apoyo profesional lo que le ha tocado vivir, para ir día a día armando el rompecabezas de la posibilidad, trabajar el perdón cuando se requiera como un acto liberador de tu corazón, para quitarte de la espalda tanto peso que has llevado, y por último integrarlo a tu existencia:

Eso sucedió, con ayuda profesional supe resolverlo, ahora estoy aquí sintiéndome bien, y dispuesto a dibujar la vida que merezco y a donde me quiero ver.

Mis clientes lo que buscan es respuestas a sus crisis, salir del hoyo donde han caído, verse realizados, sentirse valorados, amados, reconocidos, fortalecer sus valores que probablemente no fueron bien arraigados por venir de hogares disfuncionales o donde nunca le dio importancia a lo verdaderamente importante y que ahora comienzan a sentir que son necesarios.

Mucho hay por trabajar, cada consulta para mí es un testimonio de vida que me compromete cada día a seguir trabajando por la gente, acompañándolos en su recorrido sin presiones y quizá de una forma diferente, una visión sistémica, holística y espiritual sin que impliquen dogmas religiosos.

Dios nos dice que no hay imposibles y que para EL todo es posible. Pues en ese ser supremo a quien confías y entregas tu vida, EL será tu principal Norte y formará parte de nuestra historia buscando el mejor final como de cuento de hadas: Feliz.

Y cuando digo felicidad no hago referencia a la meta, sino al recorrido de esos pequeños momentos que te llenan de alegría, que te dan paz, que tú mismo te regalas porque los mereces, pero sin darte cuenta te los autosaboteas por mil razones.

Sanar es una palabra amplia, pero cuando las emociones se hacen presente, el riesgo es crear tales heridas capaces de hacernos una persona llena de amargura por la incapacidad de haber sabido cerrarlas, perdonarlas, pasar la página y seguir adelante con el consabido aprendizaje.

Lo valioso es cuando hacemos el esfuerzo de reconocer el origen del porqué te sientes mal contigo mismo, qué parte de tu ser fue la más afectada, porque recuerda que el problema no está en la situación propiamente, sino en la respuesta o reacción que ha generado en ti y que capaz, sorprende a muchos porque no lo esperaban, pero es que ellos nunca se dieron cuenta que detrás de ti había una historia pasada, un sistema de creencias donde cada quien ha sido criado de una forma diferente, con más o menos valores, con más o menos tabúes y eso no podemos apartarlo.

Por eso se hace oportuno la intervención de un Coaching para la Vida y para la Salud.

Yo puedo hablar de mi experiencia profesional, de una suma de casos que al encontrar donde estaba el nudo de la zapatilla, su rostro se ilumina, sientes que la vida les regresó, que su corazón volvió a latir con alegría, me abrazan, me besan y salen de la consulta queriéndose devorar al mundo.

No te pierdas la oportunidad de atender esos procesos que te han lastimado, no dejes de buscar el apoyo que te damos. Habemos coaches integrales, sistémicos, holísticos, como es mi caso, donde nos paseamos por todos los escenarios posibles en la búsqueda de iluminar tu rostro, esa luz que estuvo dentro de ti, y que en nuestras sesiones tocará descubrirlas porque el Coach no da respuesta, él pregunta para que tú revises en tu ser la cantidad de recursos interiores que tienes para ponerlos a funcionar como potencialidades.

Te abrazo fuerte, lleno de afecto.

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